NOTA DE LA AUTORA. Un punto de vista muy femenino, muy "mérida". Puede herir la sensibilidad del algún hombre, llegado el caso, pido disculpas de antemano.
- Es un chico maravilloso, al que no le intereso como pareja pero quizás podamos ser amigos, ¿qué te parece?
- Una memez.
- ¿Una memez? ¿Mérida, acaso no puedo tener una mujer una sincera amistad con una persona del otro sexo?
- No, si ese hombre es heterosexual...pues no. Además...¿A ti no te gusta como hombre? ¿No suspirabas por donde pasaba antes de que te rechazara?
- Si, pero si no lo puedo tener como amante, pues me conformo como amigo...
- JA... (¡¡y un jamón!!, que se dice en mi tierra)
Un inciso: Mujer quedando de forma habitual (digamos...dos veces por semana) a tomar café con un hombre...¡raro!. La mujer está pillada por él, piensa que con su irresistible encanto caerá en sus redes, enamorado... (esto tiene un sólo nombre: ILUSA). El hombre, con seguridad, se la quiere calzar...
Las mujeres, a veces, llegamos a rozar la estupidez. Los hombres son mucho más prácticos, más sencillos, más sinceros...no se andan con rodeos. Ole por esto, siempre me ha gustado las cosas claras y el chocolate espeso.
Un hombre puede tener amigas, sí..."las de su mujer". Luego están las "compañeras de trabajo" y "las féminas con parentesco no consanguíneo" Estos tres grupos produce una intersección de conjuntos en el cerebro masculino que da lugar a cuatro subgrupos llamados "follables", "para conversar un rato", "cambiar de acera si me la encuentro"o "indiferencia total y absoluta"
Mi visión masculina puede parecer un poco frívola, no lo niego. Cosme me acusa de esto. Yo prefiero llamarla "visión de realismo". La aplico en muchas situaciones de mi vida y creo que funciona bastante bien.
La visión general femenina (o al menos la de mis conocidas) de la amistad entre un hombre y una mujer es un tanto idílica acariciando lo absurdo.
Las conversaciones con Paola me hacen reflexionar bastante. Mujer adulta, soltera
, en el mercado "cuarentero" actual...me parto...sus peripecias me refrescan hasta tal punto que no puedo parar de sonreír. Me recuerdan a las confesiones entre amigas adolescentes pero con alguna diferencia debido a la madurez, aplicamos más la confianza, franqueza... charlamos sin rodeos y de forma explícita.Yo le pongo el punto de racionalidad pero, aún así, esta loca mía se deja llevar, cosa que admiro y...en el fondo, me da muuuucha envidia...¡le dedico este post!
