Historias y secretos del mate

14.12.2013 00:27

De la Redacción de El Litoral

 

La planta llamada por los guaraníes Ca’á, era utilizada por los nativos sudamericanos de múltiples modos; se le atribuía un origen divino y poderes sobrenaturales, como testimonian numerosas leyendas y mitos aborígenes

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SEMILLA DEL MATE

 

El uruguayo Javier Ricca ha escrito un sabroso libro sobre esta infusión que se ha transformado además en un símbolo de nuestra identidad. En “El mate”, que acaba de publicar Sudamericana, se estudia el origen, el consumo hispánico, las supersticiones ligadas a la yerba mate, los implementos en su uso, los ingredientes, las costumbres a que se ha adaptado y su vocabulario, códigos, refranes y sentencias.

 

Nos cuenta, por ejemplo que durante la conquista los franciscanos condenaron el uso de la yerba mate persiguiendo su consumo. “Esta interdicción fue acompañada por la excomunión y condena para los feligreses que tomaran la infusión. La oligarquía colonial, sin embargo, no tuvo que afrontar la prohibición de sorber yerba mate, con su consecuente excomunión. Obtuvo una excepción por parte de la Iglesia, que autorizaba que se consumiera por disposición médica”.

 

También los dominicos reaccionaron contra el consumo de la yerba mate, afirmando que era afrodisíaca. Y el sacerdote Francisco Díaz Tanho, de la Compañía de Jesús expresaba: “No hay casa de españoles ni vivienda de los aborígenes en que no sea bebida y pan cotidiano: ha cundido tanto el exceso de esa asquerosa zuma que ya ha llegado a la costa y otros muchos lugares de la América y Europa el uso y abuso de ella y es mi sentir, que por el instrumento de algún hechicero la inventó el demonio”.

 

Más tarde, en un proceso de adaptación, se crearon varias versiones míticas atribuidas a distintos santos (Juan, Pedro, Bartolomé y Tomás) que legitimaron el uso del mate, y afirmaron sus poderes estimulantes y medicinales.

 

En tiempos de la colonia, específicamente cuando los jesuitas se establecieron en sus reducciones, los nativos no cultivaban el árbol de la yerba mate, pues él abundaba en forma natural y silvestre. Pero la tala indiscriminada pronto acabó con esa abundancia y su cultivo no sólo se hizo necesario sino que fue un pilar fundamental de la economía de las reducciones, que comenzaron a comercializar la yerba mate desde el año 1604, obteniendo la Compañía de Jesús, por parte de la Corona, la exclusividad de su explotación.

 

Entre las supersticiones relacionadas con la yerba mate, Ricca cita la virtud de “aquerenciar” (para obtener los favores de la persona deseada); la costumbre de santiguar el mate antes de sorber la infusión; la de su simpatía o antipatía con otros alimentos (como la inconveniencia de tomar mate cocido con durazno o sandía; pescado o carpincho con mate dulce, etc.).

 

Un encanto especial corresponde al lenguaje que conforman las distintas formas de servir, presentar o consumir la infusión. Así se llama “mate de hospital o mate lavativo”, al mate frío y lavado; “mate de señorita”, al mate pequeño; “mate llorón”, al que se desparrama; “pialador de mates”, a quien va cambiando de lugar en la ronda para que le toquen más turnos; “mate del bobo o del zonzo”, al primer mate, que por tradición debe ser bebido por el cebador.

 

Asimismo, en el código del mate, se establece que el mate con leche significa estima; mate con café: ofensa perdonada; mate amargo: indiferencia; mate con limón: disgusto; mate dulce: amistad; mate con azúcar quemada: simpatía; mate con gaseosa: desagrado, o mate con sal: querer echar a alguien