LA FIESTA DE CARNAVAL

18.10.2013 01:26

 

Publicado el 21/02/2009 a 00:18
Por raulcelsoar
 
LA FIESTA DE CARNAVAL,  


un modo de refundar la alegría de los pueblos



 PROYECTO SOCIOCULTURAL O ESPECTÁCULO

En 1998, la ciudad de Reconquista, a través de un proyecto sociocultural intenta refundar la alegría  en sus calles. Esa alegría que los años oscuros de nuestra historia habían barrido inevitablemente.  Era necesario una nueva mística de la alegría, del juego, la risa, compartida, de niños, ancianos, padres , madres, jóvenes felices. 

Era necesario que jóvenes aburridos, destinados a frecuentar esquinas vacías y dolorosas que reflejaban futuros iguales, encontraran un lugar de expresión artística en conjunto, festivo, sano,  con el ritmo que sólo un corazón pleno puede alentar. Era necesario que la fiesta fuera de todos, por ello, un grupo de mujeres nos comenzamos a reunir en una oficinita de la Secretaría de Cultura de 1998. La generosidad de una compañera, con demasiado amor por  los que menos tenían, fue el motor y  se conformaron las primeras 4 comparsas que ganarían un lugar en un corso casi improvisado en la calle Gral Obligado de esta ciudad. La sencillez del ropaje  fue el mayor brillo de aquellas noches. 

Es que contábamos con la certeza de  encontrar un camino de integración social a partir de la alegría y Reconquista recuperó las calles de la ciudad para la alegría, la música, el ritmo, es decir para la fiesta de carnaval.


Fue como les digo queridos amigos, señoras y señores,  un proyecto sociocultural de autogestión con proyección socio-productiva, que podría transformarse con el correr del tiempo en una auténtica alternativa turística-productiva, ya que contaba con un valor agregado: un trabajo opor la identidad. 
Los carnavales de Reconquista habían tenido sus épocas de gloria en los años 70 pero no habían nacido desde una perspectiva pensada socialmente y de integración. En esta ocasión la propuesta de la Secretaría de Cultura, de la mano del trabajo del vecino, llegó a los barrios más desprotegidos como un proyecto familiar de contención para los más pequeños y los adolescentes quienes circulaban durante el verano sin clubes ni playas apropiadas, sin acceso a determinados centros de diversión.


El objetivo era claro, estaba orientado hacia los jóvenes, era darles un camino hacia su propia identidad, recuperando el origen de su territorio, es decir su cultura barrial y llevarla como bandera y estandarte en el desfile callejero de comparsas que a su paso difundieran, como lo hicieron una y otra vez,  las características e historias propias de los barrios que representaban mientras a la vez se educaban en la música, el ritmo y la alegría..


El público acudió feliz a la fiesta. Quienes trabajábamos en el proyecto, aún con la mayor de las carencias y desajustes por la falta de absoluta estructura, no perdíamos el optimismo. 


Y la sociedad acompañó la propuesta con la activa participación y adhesión al esfuerzo, a la alegría y a la integración, es decir al conocimiento de quiénes éramos  en la totalidad. Desde entonces, Reconquista abrió el camino al movimiento de personas que deseaban educarse desde una visión posible y cercana, en la música, la expresión corporal y el diseño y así, lentamente, Reconquista era otra vez el corazón del carnaval de este norte santafesino.

 La belleza, las ideas, el trabajo artesanal, la creatividad, el trabajo de miles de jóvenes, la unión de las familias, la fortaleza de los barrios, se mostró con orgullo y  se integraba a una energía que entraba a todos los hogares. Era  la gran fiesta de refundar la alegría 

 Sin embargo hoy nos cabe una pregunta:

 ¡Qué hará Reconquista con esta fiesta? ¿ Convertirla en un espectáculo encerrado en un predio? ¿O trabajar intensamente en permitirle recuperar la fuerza de esa energía antropológica del movimiento, de esa  fuerza de las calles  donde cada paso refunde el territorio de la alegría que nos merecemos como pueblo? 
 


Laura Vizcay