Te han sitiado, corazón

28.09.2013 13:23
Publicado el 12/05/2010 a 14:35
Por raulcelsoar
 

Montón Eros



JORGE FALCONE




“Te han sitiado, corazón,

y esperan tu renuncia.

Los únicos vencidos, corazón,

son los que no luchan.

No te entregues, corazón libre.

No te entregues!”

Rafael Amor


Advertencia


Argentin@ que te hartaste

de lo que alguna vez se llamó historia,

mejor pasáme por alto.

A mí no me leas poeta

abstracto que prefiere

que tinta y acontecer

colectivo no se encuentren.

Estas líneas no son para ustedes.

Son para gente que aún cree.

Destino, causáme la vejez…

Causáme el guadañazo…

Pero nunca arrebates la sorpresa

de este pendejo azorado.


El Timbre de la Historia


Cuando el mundo rabioso se partía en dos

y política consistía en aplastar

a quien se plantara en el medio,

cuando el hervor del continente

burbujeaba en el Caribe,

a la misma hora en que otros pibes

hacían servicio en el ashram entonando melopeas

al dulce Bargolestwar

y buceaban sus adentros

con meditación trascendental,

estos clavaron su índice en el timbre de la historia

prescindiendo en el acto de su adolescencia,

enfundados en gavancitos del Colegio Nacional

y uniformes escamoteados

al Servicio Militar.

Y fueron recibidos cortésmente por el tirano,

escribas de entonces descreyeron

de la hazaña y la atribuyeron

a internas del gobierno de facto.

Aún se empeñan los cagatintas en buscarle el lado flaco,

supuestas inquinas dentro de aquel comando…

Pero ellos resplandecen incólumes en sus veinte años,

tras de su rimmel o engominados,

en un afiche que dice “Buscados”.

En qué rincón del sótano esconder la verdadera

soberbia armada que fusila

sin extremaunción y acribilla

el ómnibus escolar…

Con qué jurisprudencia que no sea

un siglo y medio de pelea

por defender la tez morena

se conforma el tribunal

que al verdugo condena…

Imberbes antes de saberlo estigma

ponen en acto lo que el pueblo espera

y conociendo las reglas

clavan su quilla en Pizzería La Rueda.

Dirán que habrá más canallas

y nuevos vindicadores,

pero lo cierto es que aquellos

tornaron insoslayable que no sólo

entran balas en el corazón del pobre.

 

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