GENOVEVA ARCAUTE

 

 

GENOVEVA ARCAUTE

 

Genoveva 
Arcaute 


Todas somos Frida


 

Todas somos Frida
Dijo la filósofa
Se sacó la camiseta
Y mostró una cicatriz
En el lóbulo frontal
[las mujeres lo tienen en el útero,
piensan con el vientre
y juzgan con la entraña]

Dijo también que todas
Nos pintamos un rostro
Sobre piel o sobre tela,
Unas cejas, un bigote, unas trenzas
Que desmientan
El frágil cascarón que queda abajo.
Y unos trajes de colores que disfracen
Esos huesos tan faltos de glamur
Con sarapes enroscados
en los muslos, los hombros, la cintura.

Todas somos Frida.
Con un Diego
Tan feo como un sapo veterano
De ojos grandes y párpados hinchados
Vientre lleno y falo indoblegable,
Haciendo juego.

Todas somos Frida.
Con espejo incorporado
Que vigila las poses del modelo
En la cama de hierro de unas vísceras
Constantes en la alarma del quirófano,
Unos senos que amenazan con tomías
Y obscenas ortopedias.

Todas somos Frida
Cuando vamos a nuestro vernissage
Con la cama puesta en ambulancia
Para discutir los tropos y las formas que creamos.
Todas somos Frida,
cicatrices y cenizas.

 

Mi cuerpo es un mapa del dolor

Mi cuerpo es un mapa del dolor
Las uñas [con restos de piel enrojecida]
Disparan las flechas de la fuga o de la despedida
Mis cabellos señalan rumbos de extravío
En el sinsentido de las jeringas del reloj
El rodete en espiral despista a los piratas
Que husmean por hacerse con el mapa
Mis venas vuelven mientras mis arterias van
Ya con cierta fatiga de impaciencia.
Ni mis senos ni mis rotulas
Son bizcos, pero igual,
No se sabe dónde apuntan: ¿Adelante? ¿Al abismo?
Mis ojos se revuelven en guiños y soslayos contradichos
Sin claves con implícitos,
No resuelven.
Mis pies miden los pasos que llevan al tesoro
Los seguirás sin hacer sombra en las espaldas,

Porque vendrás, bandido,
Y enrollará la piel ajada
Y con ella partirá a la isla prometida.
Sobre arena de playa desplegará este cuerpo
-este mapa del dolor-
como una alfombra hollada
mientras mi piel se dora como hogaza
y el calorcito marca las líneas a seguir
Habrá de persignarse en la frente el corazón las ingles
De lamer las cicatrices del costado
Y sí: Contará los pasos, bailará su baile
[no me tapes el sol]
y por fin el pico hierro cavará en los tres puntos
¿acertará en primera? ¿el tesoro es uno o trino?
Plata gris del cerebro
Granates y rubíes de dulzuras en el pecho
Abajo sombra fresca de cavernas minerales
Toma el cofre
Mi cuerpo es un mapa del dolor.

 

Lluvia

Mientras lloran las cuerdas de mi garganta
Aguanta el cielo un toldo, inminente, oscuro y ominoso.
Ya llovía antes en mí, en mi cuaderno
Mis ollas y mi suéter, que acabo de doblar
Con sus húmeros lisos en la espalda.
Sobre su cuello volcado.
Mi cabeza llueve una garúa helada y en el cielo
Los pájaros caen, por vencidos, como cáscaras de fruta
Como medias en par que enrollo fláccidas.
Las cuerdas son ahora un cello lastimero que no mueve mis labios.
El cielo arría su estandarte negro
Y en los pliegues se dibuja el fuego.
Entre mis frontales, el alma de la caja
tensa unos cordones venosos por afuera.
Es la angustia que aún llueve
En los patios las alcobas los armarios,
Debajo de las mesas y las sillas,
Adentro de los libros y las cartas, en las máquinas de hablar
Y en la harina, el arroz y las lentejas.
Las macetas desbordan su copa de tierra y salpican mis pantuflas.
Ya no hay silencio o música
Solamente y por las comisuras del patio embaldosado
Agonizan canaletas y rejillas un barrito baba
color de hoja café.

 

biografia:

lic. en letras, dramaturga-humorista colaboradora de la revista humor desde 1981 a 1990. Docente publica ahora novela breve Mandorla