PADRE CELSO MILANESIO

 

PADRE CELSO MILANESIO


EL PRIMER SACERDOTE SERVITA EN AVELLANEDA

Sin dudas, mucho de lo que hoy es Avellaneda se debe a la labor constante de este hombre que se hizo cargo de la dirección espiritual de la feligresía, el 14 de julio de 1929.

Hasta ese momento la situación de los sacerdotes se hacía difícil debido a los continuos enfrentamientos con ciertos grupos que actuaban en el pueblo. Algunos de ellos no perduraban mucho tiempo en sus cargos a tal punto que esto obligó a Mons. Juan Agustín Boneo, Obispo de Santa Fe, a tomar una drástica decisión: ofrecer a Avellaneda una última oportunidad. De no aceptarla "yo cierro Avellaneda", dijo.

Mons. Boneo llamó entonces al P. Celso M. Milanesio de la Orden de los Siervos de María, que se encontraba ejerciendo su ministerio en San Antonio de Obligado, a quien conocía profundamente, y lo puso al frente de la Parroquia con amplias facultades para tomar determinaciones muy duras, si fueren menester, a tal punto que, según consta en algunos escritos, le entregó formularios en blanco, con membrete y firmados en su nombre, con urgencia y sin consulta previa.

Y por cierto que logró apaciguar los ánimos en esta comunidad difícil. Supo llevarla por muchos años con mano firme pero bondadosa por la senda que correspondía, logrando que se incrementara la fe en los habitantes y se produjera un acercamiento más visible para colaborar en las actividades propias de la Iglesia.

Su actividad pastoral en Avellaneda fue de trascendental importancia por lo que se hace necesario que me refiera muy especialmente a su persona en este capítulo.

Nació el 15 de noviembre de 1892 en Brá, Cúneo, Italia. Desde muy niño ingresó a la Orden de los Siervos de María donde, cursados sus estudios secundarios, vistió el hábito el 1 de enero de 1908, haciendo sus votos simples el 21 de enero de 1909 y los solemnes el 4 de abril de 1915. Cursó sus estudios filosóficos y teológicos en la Universidad de la Propaganda Fide donde obtuvo el Doctorado de Filosofía y la Licenciatura en Teología. Más tarde también obtuvo el Bachillerato Teológico en la Orden.

Fue consagrado sacerdote el 1 de noviembre de 1921 y de inmediato fue enviado a las fundaciones de la Argentina recién abiertas por la Provincia Piamontesa, no abandonándolas jamás, ni siquiera cuando las mismas fueron traspasadas a la Provincia Véneta, sacrificando en todo este tiempo su descanso merecido en Italia a la que no volvió a ver nunca más.

Su primer campo de apostolado fue la Parroquia de San Antonio de Obligado, en la provincia de Santa Fe, de la que dependían los pueblos, entonces en formación, de Las Toscas, Tacuarendí, El Rabón, y ayudando generosamente a sus hermanos que atendían pastoralmente a Villa Ocampo, Villa Guillermina y otras poblaciones, con sacrificios que hoy sólo es posible imaginar, tomando en cuenta un territorio de miles de kilómetros cuadrados sin caminos y con una numerosa población diseminada por sus dilatados campos y montes vírgenes.

Llamado a dirigir la Parroquia de Avellaneda desde el 14 de julio de 1929, la sirvió con celo y abnegación hasta el 27 de agosto de 1967 -treinta y ocho años- fecha en que,  voluntariamente, la pasó a manos más jóvenes, pero continuando con su trabajo pastoral en calidad de vicario cooperador hasta el momento de su muerte como consecuencia de un infarto, a los setenta y siete años de edad y sesenta de vida religiosa.

TEXTO QUE CORRESPONDE AL LIBRO "BAJO EL SIGNO DE LA FE" DEL PROFESOR VICTOR J. BRAIDOT

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