LA AGRICULTURA
LA AGRICULTURA
Textos obtenidos del libro "AVELLANEDA EN EL TIEMPO", del Profesor Victor Braidot, con su permiso.
La actividad agrícola es la principal generadora de recursos en nuestra zona constituyendo la base de la producción primaria que abastece y moviliza a la mayor parte de la actividad transformadora .y de desarrollo socioeconómico.
Las condiciones climáticas marcan algunas características especiales. Con un clima subtropical que determina temperaturas altas y precipitaciones que disminuyen de Este a Oeste, se dedica a los cultivos industriales como el algodón y un poco más al norte, la caña de azúcar.
En los últimos años la soja ha ganado terreno en la preferencia de los productores agropecuarios. No obstante debe agregarse también una buena cantidad de hectáreas sembradas con algodón, girasol, trigo, maíz y muy poco sorgo y lino. .
La explotaciones agrícolas de Avellaneda tienen el carácter de empresas familiares en las cuales el padre, los hijos y sus familias, o entre hermanos, trabajan mancomunadamente. Ocurre en muchos casos que, formando los hijos sus propios hogares, éstos reciben para el inicio de sus actividades, parte de la tierra que en un principio le correspondió al padre, subdividiendo así un predio que originariamente pudo haber sido extenso.
Esto y otras razones, como las de índole económica, y la existencia de mayores comodidades en la zona urbana, hacen que se produzca una éxodo sobre todo de los jóvenes, desde el campo hacia la ciudad buscando otras alternativas.
No obstante Avellaneda es pionera en todo el norte santafesino en lo que se refiere a electrificación rural, estando actualmente su zona agrícola totalmente cubierta por el servicio de provisión de energía eléctrica, a través de líneas troncales trifásicas, con derivaciones monofásicas hasta el domicilio de los usuarios, con transformadores especiales, permitiendo a todos, además de las ventajas naturales del servicio, el rendimiento de su trabajo.
FERTILIZACIÓN DEL SUELO
Gracias a los experimentos realizados y al asesoramiento brindado por los profesionales en la materia, la gente de campo se dio cuenta que en suelos debidamente fertilizados, se obtiene un resultado más que satisfactorio en los distintos cultivos, sobre todo teniendo en cuenta el desgaste producido en la tierra por su uso continuo.
El hombre de campo ha ido incrementando la cantidad de hectáreas fertilizadas sobre todo con productos químicos más que con orgánicos.
A ello debe agregarse también que, ante una adecuada promoción, por una parte, y la toma de conciencia de los productores agropecuarios, por la otra se están adoptando sistemas de riego artificiales y cortinas de maíz principalmente en los cultivos de algodón para permitir un mayor rinde por hectárea.
UTILIZACIÓN DE LA TIERRA
Analizando el censo agropecuario correspondiente al mes de setiembre de 1994, podemos anunciar que sobre el total de la superficie rural declarada el
- 17,84 % se destina a la agricultura
- el 35,30 % a la ganadería
- el 35,06 % con campos naturales
- el 0,23 % está destinada a forrajeras anuales
- el 0,40 % para granjas y otros
- y el 1 1,17 % es tierra de desperdicio
En lo que se refiere a la agricultura se puede decir que el algodón fue siempre el cultivo de mayor importancia para Avellaneda aunque en los últimos años se nota una disminución en la superficie sembrada.
Las razones de esta merma podemos encontrarlas en las condiciones climáticas y meteorológicas adversas que no permiten una buena cosecha ni buenos rindes, además de los bajos precios tanto en el mercado nacional como .internacional, aspecto este último que pareciera invertirse debido a la escasez de producción en los países tradicionalmente algodoneros.
Si bien el tema relacionado con el algodón está desarrollado más ampliamente en este mismo capítulo, me parece importante destacar que durante el año 1994 se han hecho notables esfuerzos para promocionar la siembra del algodón en el distrito Avellaneda para aumentar la superficie destinada a ese cultivo - con muy buena respuesta - adoptando para ello la determinación por parte de los gobiemos provincial y municipal de otorgar apartes no reintegrables para la compra de semillas.
Esto permitió que, realizadas las verificaciones correspondientes por parte de los técnicos especializados, se pudiera observar un incremento del 28,75 % en la cantidad de hectáreas sembradas con respecto a la campaña anterior (de 27.494 hás. en la campaña 93/94 a 35.400 hás. en la campaña 94/95) en la provincia de Santa Fe, y en Avellaneda concretamente, un 33,91 % (de 1,804,50 hectáreas en la campaña 93/94 a 2.416,50 hectáreas en la campaña 94/95).
EL GIRASOL
El girasol comenzó a hacerse fuerte en el norte provincial en la década del 70 ubicándose con preferencia sobre el lomo oriental que atraviesa el Departamento General Obligado y por ende el distrito Avellaneda. Nuestro Departamento precisamente es uno de los principales productores girasoleros de la provincia participando Avellaneda de ese total con un cuatro por ciento, según los últimos censos realizados.
En los últimos años esta oleaginosa aumentó en forma considerable la seguridad de cosecha tanto en los rindes de granos como en la producción de 'aceite por hectárea todo debido al mejoramiento de la tecnología de producción, la introducción de semillas híbridas, la fertilidad de los suelos y otros factores.
Es uno de los principales insumos de la industria aceitera sobre todo local y un buen sintetizador de productos alimentarios de calidad como el aceite y el expeller.
El aceite de girasol tiene mucha aceptación en el mercado argentino y constituye la principal fuente de material graso comestible de origen vegetal, utilizado también en la composición de las distintas mezclas comerciales.
El expeller encuentra un amplio mercado en el exterior, sobre todo como material forrajero.
EL TRIGO
La superficie sembrada con este cereal ha ido disminuyendo en los últimos años. Tanto el aspecto ecológico como el clima y los suelos inciden sobre su productividad, no obstante se sigue trabajando en la selección de variedades resistentes o tolerantes con las enfermedades, y mejorando las condiciones de manejo del cultivo y de la fertilidad del suelo.
EL MAIZ
Este cereal perteneciente a la "cosecha gruesa" no tiene actualmente un lugar destacado en la producción de la zona si bien fue uno de los cultivos preferidos por los abuelos desde el comienzo de la agricultura en la zona. Gran parte de la producción obtenida se destina al consumo interno tanto en la alimentación de algunas aves como en la de otros animales de granja, alimentos balanceados y harina para consumo humano.
SORGO GRANÍFERO
Como forraje en muchas ocasiones reemplaza al maíz y se adapta mejor que este producto a las condiciones climáticas de la zona. La producción se destina al consumo interno.
OTROS CULTIVOS
Existen en el distrito Avellaneda otros cultivos en menor escala como es el caso del lino que no hace mucho tiempo atrás contaba con una considerable área de siembra y hoy según el censo agrícola de 1994 con solamente siete hectáreas, y ninguna declarada en el de 1995.
Por otra parte, algunos productores cuentan también con cultivos de papas, batatas, sandías, verduras varias, árboles frutales diversos como limoneros, mandarinos, naranjos, pomelos, duraznos y ciruelos cuya producción, en su mayor parte, se utiliza para uso y consumo de cada familia siendo muy poca la cantidad que se distribuye en los comercios de la zona.
EL ALGODÓN .
He querido dedicarle un capítulo especial al cultivo del algodón en virtud de que fue siempre el de mayor importancia económica para Avellaneda tanto por la cantidad de hectáreas sembradas como por el rendimiento general, lo que le ha significado ser designada como sede permanente de la Fiesta Nacional y provincial del Algodón.
A pesar de que muchas veces los factores climáticos y meteorológicos durante el ciclo evolutivo de este textil oleaginoso, no son todo lo que serían de desear, la experiencia adquirida en la materia por los productores agropecuarios, asesorados siempre por personal técnico especializado, hace que la producción algodonera goce de muy buen prestigio en los ámbitos industrial . y comercial.
Según lo expresara en uno de sus trabajos el Sr. Domingo L. Stechina hombre de gran conocimiento en la materia en esta zona se inició el cultivo del algodón en el año 1935. En esa oportunidad se sembraron 2.800 hectáreas de las cuales se obtuvieron 2.340 toneladas con un rendimiento en fibra del 28,66 %.
Al año siguiente casi se triplicó la superficie sembrada y con posterioridad, año tms año, el incremento fue considerable.
A medida que avanzaba el tiempo y aumentaba en forma apreciable la superficie cultivada se fijó una meta: alcanzar las 50.000 hectáreas. De ahí en más y con sucesivos altibajos en superficies y rindes por factores climáticos y% de plagas, se fue progresivamente incrementando hasta llegar a constituirse en -el principal cultivo y factor preponderante del desenvolvimiento económico de la región.
Lamentablemente en los últimos años esa superficie sembrada fue disminuyendo, como lo demuestran los datos de los últimos censos agropecuarios debido a esos factores climáticos, a los escasos o nulos márgenes económicos, productos de una situación difícil en el marco de la comercialización, y al avance de la soja amén de otros factores que seda largo enumerar.
En la provincia de Santa Fe el área sembrada con algodón varía según los años, con picos mínimos de 15.000 hectáreas y máximos de 60.000, pero podríamos hacer un promedio de 35.000 a 40.000 hectáreas aproximadamente.
De ese total, al Departamento General Obligado le corresponde un 80 a 85 %, en su mayor parte ubicado en jurisdicción de Avellaneda.
Según un trabajo realizado por profesionales de la Municipalidad de Avellaneda titulado "Análisis de situación del sector algodonero santafesino", la zona algodonera de la provincia se divide en dos: zona núcleo y zona marginal.
La zona núcleo comprende las jurisdicciones de Avellaneda, Lanteri, Reconquista, Ingeniero Chanourdié y Las Garzas, con rendimientos aproximados a los 1.400 kilogramos por hectárea pero con tendencias a disminuir.
La zona marginal comprende a Florencia Villa Ana y Tacuarendí en el Departamento General Obligado y parte de los Departamentos 9 de Julio y San Javier, con rendimientos promedio de 1.200 a 1.400 kilogramos por hectárea también con probables disminuciones.
El documento mencionado agrega también que la producción del algodón representa para la economía provincial un 6,5 % del producto agropecuario pero su incidencia es del 29 % para la zona norte, a lo que hay que agregarle el efecto multiplicador de la ocupación de mano de obra en el cultivo y en la industrialización.
Precisamente, para evitar por un lado la merma constante en los rindes por hectárea, y por el otro lograr un considerable aumento en el quilaje por hectárea previendo, además de una mayor rentabilidad para el productor algodonero, la posible aparición de una de las plagas más nefastas para el cultivo como es el picudo algodonero que devora gran parte de la producción, se están realizando experiencias de riego artificial por inundación las que han dado resultados muy positivos.
CULTIVO
El algodón (Gossypium sp.) encuentra en esta zona el ambiente propicio para su desarrollo. Previa preparación de la tierra, tarea hecha con mucho esmero por todos los productores agropecuarios, se produce la siembra entre los meses de setiembre, octubre y noviembre.
De la buena elección de la semilla depende la cantidad y calidad de la cosecha. Los mejores resultados siempre se obtienen con semilla certificada con un poder germinativo y pureza botánica elevados.
Luego de nacidas las plantas - especialmente cuando tienen ocho a diez hojitas y aproximadamente veinticinco centímetros de altura - se realizan las tareas de raleo, es decir, la eliminación de algunas de ellas para que las restantes queden distanciadas en forma pareja una de la otra, facilitando así su crecimiento y una más efectiva producción.
Otra de las tareas exigidas por este cultivo es la carpida cuyo objeto es destruir las malezas que pudieren existir y mantener la tierra desmenuzada para impedir pérdidas de agua por evaporación. La primera carpida se hace con azadas, entre las plantas, luego del raleo definitivo. Después se realiza el aporque que consiste en arrimar tierra a ambos lados de los liños para facilitar el anclaje de las plantas y posibilitarle el soporte contra los efectos del viento.
Esto se lleva a cabo fundamentalmente cuando las plantas tienen unos veinticinco centímetros de altura.
A medida que el algodón va creciendo se debe efectuar también el tratamiento correspondiente con insecticidas, aplicando distintos métodos de lucha contra las plagas.
La floración, la formación de los frutos y su apertura posterior, indican el momento en que los braceros comienzan a moverse para recolectar lo que se ha dado en llamar oro blanco.
LA RECOLECCIÓN
Se dice que el algodón tiene también una importancia de carácter social porque exige mucha mano de obra. Como las "bochas" no se abren todas al mismo tiempo, se deben realizar varias "pasadas" para su recolección, por eso la que se hace a mano es más segura. Esto, como es lógico suponer, da trabajo a muchas familias desde el mes de febrero hasta mayo, aproximadamente. Muchos de los cosecheros llamados "golondrinas", provienen de otras regiones santafesinas y de la provincia de Corrientes.
Pero la recolección no sólo se hace manualmente sino que hay intentos de comprobar la efectividad de los medios mecánicos en estas tareas, principalmente los ideados y construidos expresamente para la zona algodonera argentina por empresas locales de reconocida solvencia en el área de los fabricantes de implementos agrícolas.
Claro que este sistema mecánico exige la existencia de cultivos mejor poblados, un mayor control de las plagas y malezas y en algunos casos la utilización de reguladores de crecimiento y defoliantes, la siembra de variedades experimentadas y de mayor adaptación al sistema.
En fin un conjunto de técnicas y aspectos que frieron dando a esta actividad un matiz diferente a medida que frieron pasando los años y siempre, en este campo de las experimentaciones tendientes en todo momento a dar al productor agropecuario la posibilidad para el mejoramiento y mayor rinde de sus cosechas, ofreciéndole la seguridad de no perder sus cultivos por desconocimiento de los principios básicos complementarios de las experiencias naturales que pudieren poseer.
CALIDAD DE FIBRA
El productor agropecuario de esta zona pone extrema dedicación y especial cuidado en la elección de la semilla para luego obtener una fibra de buena calidad.
Para determinar esa buena calidad se busca la relación de las propiedades de la fibra con las del hilado resultante. Sobre esta relación inciden factores de producción y desmote (variedad ambiente, prácticas culturales, cosecha e industrialización), propiedades, resistencia alargamiento, grado, proceso textil (mezclado, preparación, velocidad de cardado, doblados, estiramientos, torsión de las mechas, estiramientos de hilatura, título y torsión de hilado), eficiencia de hilatura (rotura de cabos) y propiedades del hilado (resistencia alargamiento, uniformidad, apariencia).
De todos estos datos que se obtienen, complejos a simple vista mediante una ecuación conveniente se puede verificar la resistencia del hilado, teniendo en cuenta las distintas propiedades de la fibra. A todo ello debe agregarse la influencia de los factores varietales (genéticos), pero por sobre todo, con los resultados obtenidos puede comprobarse la capacidad del hombre de campo de la zona de Avellaneda, como lo mencioné más arriba, para elegir la semilla, para realizar los trabajos que permitan a la planta manifestar su potencial genético y llevar a cabo, por último, una cosecha oportuna y prolija cuyo resultado puede apreciarse principalmente en el poder germinativo de la semilla y rendimiento de desmote.
INDUSTRIALIZACIÓN
El algodón obtenido se vende en las usinas desmotadoras de Avellaneda y Reconquista, donde se separa la fibra de la semilla. Con la fibra, se obtienen los hilos en las hilanderías instaladas en la zona, en otros puntos del país y en el exterior y la semilla también se procesa en industrias regionales, obteniéndose el aceite de algodón y las harinas o expellers para producir alimentos balanceados para el ganado.
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