TEMPLO PARROQUIAL

 

 

TEMPLO PARROQUIAL NUESTRA SEÑORA DE LAS MERCEDES



 

 

EL TEMPLO PARROQUIAL NUESTRA SEÑORA DE LAS MERCEDES.

 

La información proviene de la publicación “LA COLONIA AVELLANEDA Y SU TIEMPO” Parte 2 del historiador Dr. Manuel I. Cracogna.

 

En el año 1893, con aportes voluntarios de los colonos y con plano de Don Jorge Cracogna, se inician las obras del Templo, siendo el colono Lorenzo Petroli con su familia  el que abrió los cimientos.

En 1895, la falta de fondos obligó a la suspensión de la obra.

En 1897, gracias al paciente trabajo de los albañiles, se terminó la construcción de la nave central, que fue habilitada el 24 de Septiembre, día de la fiesta patronal, en medio del júbilo de toda la feligresía. Con un foso excavado en la plaza, los carpinteros aserraban la madera para las aberturas que faltaban colocar en la iglesia.

En Septiembre de 1899, en el campanario (aun sin terminar) se tocó las campanas al vuelo “uso Italia”, fabricada con restos de metales en desuso, de herramientas y baterías de cocina traídas por los inmigrantes, fundidas por un entendido, circunstancialmente en la región.

En 1903, a diez años de su inicio, había problemas económicos que impedían techar la nave sur, siendo necesarios unos mil pesos y al decir del cronista de la época, miseria no había, cumpliéndose una profecía de Fray Antonio Rossi que decía: “cuando los colonos sean ricos o bien acomodados, se irán a alejar despacito de la Iglesia”. Cuando eran pobres se hizo la nave central que costó 18.000 pesos.

En Noviembre de 1905, se inician los trabajos para la construcción de la nave lateral norte, con la dirección de Don Honorato Nardelli y se  hizo cargo de la capellanía de Avellaneda el Presbítero Juan Gallo, piamontés, recién llegado de Italia.

En 1907, la comisión de la Iglesia aprobó los planos del campanario del templo, presentados por Don Angel Cisera a quien se le encomendó, por licitación, la construcción de esa obra, que se empezó en Octubre.

Con disparos de bombas, se levantó la cruz para colocarla sobre la cúpula torre. El 3 de febrero la cruz estaba en su lugar (actualmente esa cruz de hierro, corona el túmulo del osario del cementerio).

El 15 de Marzo de 1908 la capellanía de Avellaneda fue elevada a viceparroquia, permaneciendo en la misma, el Presbítero Juan Gallo.

A principios de Septiembre de 1908, llegaron las tres campanas adquiridas en Italia. Se colocaron en el atrio de la iglesia, colgadas en unos caballetes, adornadas con flores, y se procedió a su bendición. Todos se arrimaban para tocarlas y oír su sonido.

En 1909, fue motivo de pública y general desaprobación la actitud del vice párroco, padre Gallo, quien sin consultar previamente con la comisión de vecinos comprometidos con lo ateniente a la iglesia, vendió la campana antigua al señor Valentín Yacuzzi, para la parroquia de Colonia Carolina (Corrientes).

Ese instrumento había sido fabricado con restos de metales recogidos por la colonia y constituía un recuerdo grato para los antiguos colonos.

En Julio de 1911 la comisión de la parroquia inició gestiones para conseguir la elevación de categoría de la vice parroquia. A tal fin suscribieron un petitorio los señores: Juan Pividori, Lorenzo Marchetti, Domingo Bianchi, Francisco Giuliani, Bartolomé Sartor, Francisco Bassán, Juan Peresón, junto al asesor Presbítero Juan Gallo.

El Obispo de Santa Fe, Monseñor Juan A. Boneo, con fecha 13 de Septiembre de 1911, dio el decreto episcopal por el cual dispuso la erección de la nueva parroquia “bajo el título y patronato de la Santísima Virgen de la Merced  y le asignamos los derechos, gracias, prerrogativas de que se hallan posesión por disposiciones generales las demás parroquias de la Diócesis. Primer cura vicario el Sr. Presbítero Juan Gallo, a cuyo favor mandamos expedir el correspondiente título”.

Por la generosidad del apreciado agricultor, don Antonio Geromet, la Iglesia Parroquial se enriqueció con un “harmonio-órgano” de gran tamaño, con 14 registros de excelente sonoridad. Fue ubicado en el Coro.

La fiesta patronal del 24 de septiembre de 1916 adquirió singular brillo. Por iniciativa del Padre Comini, se colocó el cielo raso de chapa en la nave central del templo, obra realizada con el aporte de la feligresía. Y en ese día significó un fausto acontecimiento la entronización en el altar mayor de la iglesia parroquial de la nueva estatua de Nuestra Señora de las Mercedes, patrona de la colonia, delicada y piadosa imagen, obra del escultor local José A. Nardín.

También él fue quien efectuó el trabajo de decoración del templo, en el que resalta el mural de Santa Cecilia, patrona de la música, que aun se conserva en el Coro, trabajo de exquisita calidad artística.

El 29 de Junio de 1917, se inauguraron las dos estatuas de los Santos Pedro y Pablo, colocadas en sendas hornacinas del frente del templo parroquial. Como padrinos de la ceremonia fueron invitados los tocayos y las tocayas de los santos. “Había 44 Pedros, varias Petronas, sólo dos Pablos y alguna Paolina”. Fue una fiesta singular, con cantos y banda de música. Las estatuas fueron obra del escultor José A. Nardín, que hasta hoy se mantienen íntegras, sin deterioros.

En 1919, con la intersección del entonces párroco, Presbítero Ovidio Benassi, se removió el tema de la vieja campana y se trató de recuperarla. Interesó a la comisión de la iglesia y de común acuerdo se confió a Don Jorge Cracogna la misión de trasladarse a Colonia Carolina a los fines del caso. A fin de Agosto, el comisionado viajó y entrevistó al párroco de Goya y al presidente de la comisión parroquial de Colonia Carolina, Don José Tomassella, quienes aceptaron el deseo de  Avellaneda y solo pedían otra campana igual para hacer el cambio. Y hasta ahí fueron las gestiones.

En el año 1922, a la edad de 90 años, dejó de existir don Santos Nóbile, autor de una estatua de San Antonio de Padua, tallada en quebracho, en 1888. El 8 de Junio fue el entierro. “Deja numerosísima descendencia de gente cristiana práctica como él mismo que fue de veras, con todo que era el hombre más chico de la colonia”.

También en ese año el constructor Silvio Agustini, inició los trabajos del cielo raso de las naves laterales de la iglesia.

 

(Continuará)


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