Enseñar, efectos en la salud : las mujeres
VI Seminario de la red de médicas y profesionales de la salud.
Madrid, 15 de octubre de 2004
Enseñar, efectos en la salud : las mujeres
Elisa Serra Rull
En este, para muchas de vosotras sexto Seminario de la Red, para mi el primero de participación; he decidido escribir algo para la mesa que habéis propuesto de salud mental. Para ello antes quiero presentarme. Trabajo en un Equipo de Asesoramiento y Orientación Psicopedagógico (E.A.P) del Departamento de Educación del Gobierno de la Generalitat de Catalunya, para ayudar en los centros educativos en el trabajo de enseñar, especialmente a los niños y jóvenes con más dificultades. El Equipo lo formamos profesionales de la pedagogía, psicología y del trabajo social.
Escribo desde mi práctica profesional en las instituciones educativas. Además puntuar, que lo hago con una marca (no sé muy bien en que grado e intensidad) de mi formación posterior a la Universitaria que es la psicoanalítica.
El trabajo de enseñar y la violencia
La violencia en las escuelas en sus diferentes niveles de expresión, sea hacia los alumnos, los docentes o las familias, con las diferentes relaciones que se establecen, no es para mi más que un reflejo de la cultura de hoy. Voy a describir algunos rasgos, de este reflejo, cuando escribo esto.
El avance del discurso llamado científico, el cuál niega la particularidad de cada persona, muchas veces provoca intervenciones violentas en las escuelas, al encontrarse precisamente con esto, la singularidad de cada una y cada uno.
El predominio de la utilización de la tecnología, para muchas ocasiones enseñar,
borra los efectos de la relación maestro alumno, cosa que creo imprescindible en todo proceso de aprendizaje.
La actual perdida de valor de la transmisión oral cómo único medio para aprender
En demasiadas ocasiones, al proponer excesivos recursos sean estos materiales o
humanos, el grado de responsabilidad en los resultados baja. Las dificultades creo que importantes para delimitar las funciones de las personas de los diferentes estamentos dentro de los centros educativos así como las de los profesionales que están para ayudarles (sean de la red educativa, social, sanitaria u otros), genera también alguna forma de violencia.
La función tutorial, creo instrumento fundamental en los centros educativos, no esta
suficientemente potenciada o explicada y la mayoría de enseñantes lo viven más como una sobrecarga a su trabajo que una vertiente muy importante de la función educativa, y si pueden delegan en otros(los especialistas) para ejercerla.
El trabajo de enseñar, y las diferentes manifestaciones del malestar que genera sean bajo la forma de violencia o enfermedad , nos puede estar hablando algo de uno de los tres oficios a los que Freud llamó imposibles pero a la vez imprescindibles, junto con el de curar y gobernar.
Si esto fuese asi, en las diversas instituciones educativas, las personas que no están
suficientemente preparadas, prevenidas o ....medianamente “saludables”,les resulta muy
difícil trabajar con este imposible ,reflejándose en su práctica profesional y sobretodo en los efectos de la misma.
El sufrimiento y la angustia que esto produce en los docentes, de todos los niveles, puede provocar intervenciones violentas hacia las personas más débiles de las instituciones o traducirse en “enfermedad” de diversas topologías.
Podemos hasta estar de acuerdo en esto con las estadísticas que incluso han salido por la prensa. El colectivo profesional del mundo de la enseñanza , es uno de los que “ goza” (disfruta) de mayor número de bajas laborales por enfermedad, y de estás uno de los principales motivos ,la famosísima y actual “depresión”.
La mujer maestra y su salud
La función civilizadora encargada históricamente a las mujeres, cuando hablamos del trabajo de enseñar podemos observar que en la actualidad esta haciendo estragos en la salud de las mismas, presentándose como enfermedad física , principalmente con todo lo relacionado con la voz y el cuerpo exterior. De las enfermedades de la voz podemos resaltar las afonías e incluso mutismos, hasta las más habituales cómo son la formación de nódulos en las cuerdas vocales. En relación a lo que he llamado cuerpo exterior, de lo que vemos; algunas de las más comunes son los dolores cervicales (con los collarines), las contracturas musculares de todas variaciones ( “se quedan enganchadas”, ”no pueden moverse” ),las lumbalgias, enfermedades de la pie, y las alergias ....
En la actualidad en la mayoría de los centros educativos, de primer y segundo ciclo de la educación infantil y de la educación primaria , que yo conozco mayoritariamente están trabajando mujeres. Los hombres, en dónde los hay, muchos están en el Equipo Directivo del centro. Al iniciarse la última Reforma Educativa ,ya hace más de diez años, con la implantación de la Educación obligatoria hasta los 16 años, muchos de los maestros hombres que tuvieron la ocasión optaron por acceder a trabajar en un Instituto d´Educación Secundaria.
El malestar que produce el trabajo de enseñar, y sus efectos en la organización y gestión de los mismos, creo es diferente en las instituciones dónde los géneros están más
igualados, refiriéndome al número.
Algunas veces, he llegado a escuchar a Directores o Directoras, de centros educativos, sin ningún pudor sugerir .- “Si no te encuentras bien, pide una baja y quédate en casa..” - y también deciros que raramente iba dirigida tal propuesta a enseñantes hombres. También en esto hay bastantes diferencias de trato hacia el colectivo femenino.
¿Cuantos maestros o profesores están diagnosticados de bipolares, depresivos, o ...por el DSM. IV ?¿ O ya vamos por el V?.
Voy a puntualizar algunas cuestiones planteadas alrededor de la salud mental de las mujeres maestras. El diagnóstico de depresión para justificar una baja laboral en las mujeres, es cada vez más elevado. ¿Pueden imaginarse cómo queda la credibilidad y la competencia profesional de las mismas?
El enigma y las preguntas que la mujer ha generado ,a lo largo de la historia ,puede romover diferentes intervenciones o discursos.
A la pregunta ¿qué quiere la mujer?. Se ha respondido, generalmente , de manera muy simplista. Algunas de las frases que todas hemos escuchado son: “Todas son unas histéricas”, “No saben que quieren” “ Siempre se están quejando” “¿Porqué estás tan nerviosa? ¿Tienes la regla?. Para la mayoría de ellas, la solución que se les plantea o escogen a su “sufrir”, es el médico tradicional, dónde la utilización de fármacos, para “aliviar” y “curar” este sufrimiento, es en casos escalofriante.
Estas mujeres vuelven a las escuelas ,Institutos o dónde sea de las instituciones educativas, empastilladas para poder trabajar.
Podéis imaginar en que condiciones ejercen su trabajo estas mujeres y sobretodo la
calidad del mismo.
En algunos casos la medicación puede ser necesaria, sinceramente creo que en muy pocos, pues en todas las profesiones hay personas de todas las estructuras mentales de funcionamiento. En todo caso puntuar que, precisamente las que yo podría considerar más patológicas, pueden pasar desapercibidas o percibimos sólo los efectos de sus actuaciones en su trabajo. Si las llamadas “histéricas” (que tanto enseñaron a Freud en la construcción de su teoría) son las que se quejan y hablan, sea con el cuerpo o con la palabra y reconocieron su malestar, sólo actualmente reciben cómo respuesta, quédate en casa y toma, pero CALLATE (todo lo contrario que hizo Freud , que fue escucharlas)
Sé si se está ejerciendo una forma de violencia mucho más sofisticada y peligrosa.
El avance, al parecer imparable de la CIENCIA, nos pone en situación de obsoletos a quienes reivindicamos el escuchar y el hablar, cómo una terapéutica, en el abordaje del sufrimiento humano.
Me gustaría fuese posible avanzar en la comunicación interprofesional de la práctica, de lo que llamamos salud al inicio del s. XXI.
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