UNA MEMORABLE VISITA PRESIDENCIAL
UNA MEMORABLE VISITA PRESIDENCIAL
UNA MEMORABLE VISITA PRESIDENCIAL
Próximo a finalizar el mes de enero de 1870 el Presidente de la Nación don Domingo Faustino Sarmiento partía desde Buenas Aires para realizar una visita a las colonias del oeste santafesino o sean las mencionadas de Esperanza, San Jerónimo y San Carlos.
En Rosario (donde Sarmiento presidió el acto del licenciamiento de los guardias nacionales santafesinos que habían participado en la contienda, con el Paraguay aguardó su llegada el gobernador de la provincia Don Mariano Cabal, quien había delegado el mando en su ministro el Dr. Simón de Iriondo, que a su vez organizó la recepción del primer mandatario, en Santa Fe.
En la capital de la provincia recibió cálido agasajo y el 28 de ese mes de enero pasó a las colonias del oeste, meta principal de su viaje.
Su conspicua comitiva, según las publicaciones de la época la constituían el Dr. José Gorostiaga, ministro de Hacienda, el conde Amelot de Chaillon, encargado de negocios de Francia, el conde de la Croce, ministro de Italia, las ministros de Prusia y Estados Unidos, señores Le Maistre y Kirk; además de los generales Emilio Conesa y Jose Miguel Arredondo y el Coronel Luis Maria Campos. En Santa Fe incorporaron al séquito, respetables personalidades que acompañaron a Sarmiento en la histórica visita. Había arribado el mandatario, en una época asi canicular en que un sol de justicia azota con sus rayos de fuego afrontando las molestias del viaje, tan solo para contemplar las maravillas que se operaban en las laboriosas y prácticas coloniaas, orgullo de esa "pampa húmeda", de esa "pampa gringa" a la que con amor cantó Peroni, "surcada de paralelas pardas que trazó la reja del arado o las dameras de esmeralda, ondulando al soplo de la brisa pasajera como fruto del denodado esfuerzo de sus habitantes" O para acariciar a esa niñez lozana que se transformaba en juventud pujante con ojos cual cachos de cielo en remedo de linares en floración. Con rubios cabellos -que de las de oro- coma gavillar en plena sazón.¡Cómo habrá exultado su espíritu, viendo en tan maravillosa acuarela inconclusa el comienzo de su profecía de "cien millones de argentinos"!
Todo esto, a no dudarlo, debe haber acontecido; pero había un grave motivo que no admitia dilación. La presencia en esta visita a esas tierras orgullo de Santa Fe y de la colonización argentina de representantes diplomáticos y de altos jefes militares indicaba a las claras un motivo acuciante, impastergable; y éste era: el problema del indio no solamente con referencia a las colonias sino a todo el ámbito del Chaco Santafesino.
Y en verdad con los sucesos que hemos comentado, las colonias recurrieron a sus cónsules solicitando protección. Las adversarias políticas del gobernador Cabal aprovechaban la situación para acusarlo ante el Gobierno Nacional de no garantizar debidamente las intereses de esos extranjeros que se consideraban desamparados.
Sarmiento, visionario, debidamente informado y preocupado, no iba a dejar palidecer esta epopeya de esplendor que era prenda de nuestro futuro granero para el orbe. Dio a los esperanzados pobladores su palabra de aliento y tranquilidad; empeñó su promesa de seguridad para sus vidas y haciendas, porque la Nación se hacia carga integralmente de las fronteras con el indio, que en ese entonces -y principalmente a causa de la guerra con el Paraguay- eran precariamente atendidas, llenas de dificultades económicas.
Y en el banquete con que fue agasajado en San Carlos el primer mandatario, presentó como Comandante en Jefe de las Fronteras del Interior a un joven coronel.
UN JOVEN CORONEL
Tenía a la sazón treinta y un años. Alto, espigado, amable y bizarro; humanitario y civilizador. Su nombre provoca y esfuerza el saludo de la Historia: Manuel Obligado. Traía fama de valiente conquistada desde los quince años, edad en que se inició en la milicia actuando como voluntario en la revolución del 11 de setiembre de 1852. A los veintiún años, era oficial de caballería; actuó luego en la retirara de Cepeda y en Pavón -con el brazo y costado heridos- ostentaba el grado de capitan al que hizo honor en Cañada de Gómez. Estalla la guerra con el Paraguay y debe partir para tomar parte en ella como teniente coronel de guardias nacionales, mandando el primer cuerpo que el gobernador don Mariano Saavedra ponía a disposición del Gobierno Nacional: el 40 de Infanteria de la 2a. División de Buenos Aires que estrena sus armas en el memorable combate de Paso de la Patria.
Entre los recomendados en la orden del día figura el nombre de Obligado a quien la gloria empieza a sonreírle. Pero tuvo que alternar esa actuación en tierra guaraní con la participación en la sofocación de las convulsiones que tenían lugar en nuestro suelo, actuando siempre como "un soldado de la ley".
Terminó el conflicto armado donde se acentuó su aureloa de guerrero temerario y del que retornó con el grado de coronel. Y mientras los que habían participado iban a descansar entre los suyos él decidió continuar prestando sin interrupción sus invalorables servicios a la Patria. Era el jefe ideal que el presidente necesitaba para la empresa. Militar de relevancia patriota a toda prueba y por sobre toda -como dijimos- un integérrimo soldado de la ley.
Por esta razón el 13 de enero de1870 Sarmiento lo nombra Comandante en Jefe de las Fronteras del Norte del Interior, como consta en la designación 171. Procucido este nombramiento debió cumplir órdenes superiores de trasladarse a Santa Fe.
A SANTA FE
Era tal su prestigio que, al saberse en Buenos Aires tal designación, un núcleo de oficiales y soldadas que en distintos cuerpos habían peleada a sus órdenes en Paraguay se ofrecieron para acompañarlo en su nueva empresa que tendria por escenario la pavorosa inmensidad del Chaco.
Can ellos, el 17 del mismo mes de enero de 1870, en el vapor "Líbertad" se trasladó de Buenas Aires a Santa Fe. Allí esperó el arribo del presidente Sarmiento, de acuerdo a instrucciones recibidas. Integró la comitiva oficial que lo acompañó en su visita a las colonias del oeste, durante la cual y como hemos visto -en San Carlos- fue oficialmente presentada corno Comandante en Jefe de Fronteras. Al finalizar la visita presidencial regresó a Santa Fe. Obtenidos los rnedios de movilidad para trasladarse con sus voluntarios, pasó al nuevo escenario de su acción: la frontera santafesina con el indio.
LA FRONTERA SANTAFESINA CON EL INDIO
Cambiaba desde entonces Obligado el escenario de su acción; las oscuras soledades de las inmensos bosques chaqueños, con sus acechanzas y misterios lo aguardaban. Porque pavorosa, llena de sorpresas y scbresaltos era la vida en la frontera. Tras la linea de fortines que la constituían, las lanzas de los indios acechaban. Las escasas dotaciones militares que la guarnecían, multiplicando esfuerzos luchaban para impedir el avance destructor sobre poblados y colonias. Aunque 3 fueran las lineas de frontera que se confiaron a Obligado, ubiquemonos -por ser la que interesa a este trabajo- en la del norte de Santa Fe, en el año 1868.
Media 130 kilómetros tan solo y arrancaba del cantón "El Sauce" sobre el camino a Córdoba, donde estaba el pueblo indígena abipón de "San Jerónimo del Sauce"; seguía por "Algarrobos", "Corral de Garay" y "Quebracho", para terminar en el fuerte "Garabato". Linea muy próxima a Santa Fe, dejaba en el desamparo a las colonias del oeste y la zona aledaña a la capital de la provincial.
Tratando de mejorar la situación, en 1869 el gobiemo la trasladó más al norte, y abarcó entonces 166 kilómetros de extensión. Se realizó esta operación a solicitud del Gobierno de la Provincia y fue encargado de ella por autorización del lnspector general de Armas General Don Emilio Conese, fechado el 20 de febrero de 1869, el jefe Interino de la Frontera Norte de Santa Fe, Teniente Coronel Graduado Don Juan P. Jobson. Comenzaba con la derecha apoyada en San Javier y terminaba en su izquierda en Monigotes. Eran fuertes intermedios San Martin, 10 de Mayo, Belgrano, Lincoln, Vizcacheras, Ñanducita y Capivara. La toponimia de algunos de estos viejos fortines se conserva en la actualidad.
Al establecerse esta nueva linea, la reducción de San Pedro -al norte y cercano a Santa Fe y que hemos ya mencionado- fue trasladada al "Fuerte Belgrano" de donde iba la línea de fronteras hasta San Javier.
Hizo la traslación el Padre Bernardo Trippini, franciscano de San Lorenzo a cargo de la indiada y capellán de la tropa, quien al poco tiempo fue el primer Cura de Reconquista.
El Padre Trippini nos ha dejado en el libro de Bautismos, la siguiente memoria del traslada de San Pedro.
MEMORIA DEL TRASLADO DE SAN PEDRO:
El día 3 de mayo de1869 esta "Reducción" de San Pedro fue trasladada al Rincón Grande, adonde está sita ahora. Por la razón de que se mandó la linea de fronteras como a 20 leguas más al norte de Cayastacito, a la margen izquierda del río Salado en un rincón del mismo río que le dio el nombre de Rincón Grande. Se efectuó la movilización de la tropa y de toda la Indiada, siendo Presidente de la República don Domingo F. Sarmiento; Gobernador de la Provincia de Santa Fe don Mariano Cabal, Jefe de Amas y Comandante General de la Frontera Norte de Santa Fe el Teniente Coronel don Juan Pedro Jobson; Prefecto de Misiones el M.R.P. Fray Rafael Pezzini y Presidente de dicha Reducción de San Pedro, el que suscribe. El 3 de mayo, día lunes se alzaron en las carretas las imágenes de Sen Pedro Apóstol, patrón de esta Reducción, y de la Purísima, las campanas y demás útiles que pertenecen a la Reducción y se empezó la marcha llegando al Rincón Grande el 8 día sábado.
El abajo firmado que por orden del Prefecto de Misiones siguió la marcha junto con la indiada, el Domingo inmediato celebró la Santa Misa a campo abierto bajo un árbol de algarrobo, a la cual asistieron, formadas con vestuarios de lujo, los tres escuadrones de caballeria, infantería y lanceros, bajo las rayos del sol abrasador.
El lunes siguiente se dio principio a los trabajas del fuerte, y por la verdad lo firmo: FRAY BERNARDO TRIPPINI,
Como puede deducirse, era el Fuerte Belgrano un punto clave en la 1inea norte de Santa Fe. Y por esta razón lo eligió como asiento Y se trasladó a Belqrano el coronel Obligado,
SE TRASLADO A BELGRANO EL CORONEL OBLIGADO
Alli llegó con sus voluntarios desde Santa Fe el flamante comandante en Jefe de las Fronteras del Interior y se instaló para iniciar su acción. Fuerte Belgrano era el asiento de la Comandancia de la Frontera Norte de Santa Fe a cargo del teniente coronel don Juan P. Jobsan.
A veintiocho leguas de la capital de la provincia -teniendo en cuenta las sinuosidades del camino- estaba en una vuelta del río Salada en el actual departamento San Justo y el paraje se conoce con el nombre de Colonia "El Ochenta". Este lugar es histórica y puede considerarse como el punto de Partida de la recuperación definitiva del Chaco santafesino y de la conquista del Austral, empresa a la que largos años de su sacrificada existencia dedicaría Obligado.
Y fue también en Belqrano donde este bizarro militar instaló, juntamente con la de Santa Fe, la sede de la Comandancia en Jefe de Fronteras.