ANTECEDENTES DE LA FUNDACIÓN

 

Antecedentes de la Fundación de Santa Fe

Los españoles llegan al Río de la Plata

     En 1514, los reyes de España encargaron a Juan Días de Solis la preparación de una expedición con el propósito de encontrar el paso de comunicación entre el Océano Atlántico y Pacífico. De esta manera una ruta a Oriente quedaría definitivamente abierta.

     Con este fin, Solis partió de España al mando de 3 naves con poco más de 60 hombres a bordo, navegando hacia el sur por la costa de Brasil, que desde hacía tiempo ocupaba Portugal.

     A principios de 1516 las naves penetraron en un gran río que los indígenas llamaban Paraná Guazú. Era un río ancho e inmenso que se confundía con el mismo mar. Solís pensó que tenía que ser el mismo paso que él buscaba. Un paso ancho como el mar y dulce como un río. Lo bautizó Mar Dulce.

     Se internó en las aguas y bordeó la costa uruguaya hasta la isla Martín García.

     A medida que los barcos avanzaban, Solís se dio cuenta de que ese gran curso de agua que penetraba en el continente no era el paso buscado. Pero no tuvo tiempo de corregir su rumbo: se desembarcó en la costa uruguaya y fue muerto por los indios de la región junto con varios de sus hombres.

     Un sabor a derrota acompañó el viaje de regreso a España. Sin embargo, la travesía había dejado un resultado muy importante: el descubrimiento del ancho río, que los españoles llamarían "Río de Solís".

     En poco tiempo cambiaría su nombre; lo llamarían "Río de la Plata", un nombre cargado de ambiciones, sueños y aventuras. El paso que buscaban lo encontraron después en la expedición al mando de Hernando de Magallanes en 1521 y fue Sebastián Elcano quien completó el viaje hasta Oriente.

Segunda expedición al Río de la Plata.

     En el año 1525, los reyes españoles encargaron al marino Sebastián Gaboto una nueva expedición. En esta oportunidad las órdenes eran precisas; Gaboto debía dirigirse a Oriente por la ruta de Magallanes, cargar piedras preciosas, especies, oro, plata y sedas en esas tierras y regresar a España.

     Tres grandes naves y una pequeña carabela zarparon del puerto de San Lúcar de Barrameda. Gaboto iba al mando directo de la nave capitana, "Santa María de la Concepción".

Gaboto se sale de la ruta.

     En junio de 1526, las naves de Gaboto llegaron al puerto de Pernanbuco – dominio portugués- para cargar alimentos. En este lugar, Gaboto recibió noticias acerca de que el río descubierto por Solís conducía a una sierra que, por sus enormes riquezas y tesoros, era llamada "La Sierra del plata". Además se creía que ese río era el camino también para llegar al deslumbrante imperio del "Rey Blanco". Gaboto comenzó a dar una idea: ¿Por qué no abandonar la ruta que le habían trazado los reyes y penetrar en ese gran río para encontrar aquel lugar fantástico del que hablaban? ¿No sería maravilloso volver a España con la noticia de haber descubierto el imperio de mayor riquezas de estas tierras?

     Gaboto reunió en junta a sus capitanes y el cambio de ruta quedó resuelto. El camino de Oriente fue reemplazado por el misterioso camino hacia "La Sierra del Plata". Esa ruta traería a Gaboto a las tierras del litoral.

     Gaboto en territorio santafesino.

     Llegaron al Río de la Plata, Gaboto fundó en abril de 1527 el puerto de San Lázaro y desde allí preparó la expedición que remontaría el Paraná. El recorrido se realizó sólo con la goleta y la calabera, debido a los muchos bajos que había en el río.

     La expedición partió aguas arriba mientras contemplaban maravillados aquel paisaje que el Paraná les ofrecía: Primero el estuario, luego sus costas barrancosas y sus islas cubiertas de vegetación.

     Navegando, siempre hacia el norte, llegaron a la confluencia del paraná con el Carcarañá, lugar donde según los relatos escuchados, comenzaban el camino hacia la Tierra del Plata.

     El 9 de junio de 1527 – día de Pascua – Gaboto funda en ese lugar el fuerte Santi Spiritu. dicho fuerte, futuro centro de sus exploraciones, se convirtió en la primera población que levantaron los españoles en el territorio de nuestro país. Fue en la provincia de Santa Fe.

     La tierra estaba habitada por los indios Carcaraes. Allí se construyó un rancho de paja rodeado por una amplia empalizada a manera de fortaleza. Los españoles levantaron a su alrededor algunas viviendas de paja y adobe. Gaboto se hizo construir en el interior del fuerte una pieza cómoda, adornada por cueros con dibujos en relieve.

     Los españoles no se cansarían de alabar aquella región por la fertilidad de sus tierras y su enorme belleza. Decían que era la "tierra más sana y feliz del mundo, que los indios allí vivían mucho tiempo, y que al poco de llegar, todos los enfermos se habían puesto sanos y habían engordado".

     Los indígenas colaboraban en las tareas diarias del fuerte: cortaban paja para la construcción de viviendas, maderas para el fuerte, trabajaban en los sembrados –especialmente las mujeres – que no tardaron en unirse a los españoles.

     La población se alimentaba con hierbas, culebras y víboras y la necesidad de conseguir harina para contar con los alimentos a los que estaban acostumbrados, llevó a los españoles a plantar trigo que, en pocos meses, fructificó en una notable cosecha. Fue esta la primera vez que se sembró y cosechó trigo en la pampa húmeda. Fue en la provincia de Santa Fe.

     Desde Sancti Spiritu, Gaboto dispuso todo lo necesario para el viaje hacia el famoso "Imperio del Rey Blanco": acumuló alimentos, preparó a sus hombres y se lanzó a la aventura. Dejó el fuerte a mando de Gregorio Cano.

     Navegó largos días por el Paraná, pero a medida que avanzaba, la desilusión y los problemas crecían. El hambre y la crudeza de aquellos territorios desconocidos convencieron a Gaboto de regresar a Sancti Spiritu para reorganizar la expedición.

     La vida en el fuerte también se había complicado. La poca experiencia de los españoles en el trato con los indios, los llevó a actos de violencia para obtener de ellos algunas provisiones, que cada vez eran más escasas.

     Gaboto decidió regresar a España. Aprovechando su partida, los indígenas, cansados de los malos tratos recibidos en los últimos tiempos. Se sublevaron violentamente. Asaltaron el fuerte y le prendiendo fuego destruyendolo por completo. Una treintena de hombres murieron en el ataque; el resto pudo alcanzar los barcos y huir.

     Las malezas y los altos yuyos fueron cubriendo los restos de aquel fuerte donde Gaboto soñara encontrar el reino de las riquezas.

     Un gusto a derrota acompaño el largo viaje de regreso a España, pero las informaciones que llevaban los marineros de Gaboto al Viejo Continente encendieron los deseos de muchos hombres que comenzaron a soñar con aquellas fabulosas riquezas de las que se hablaba.

Don Pedro de Mendoza.

     Alentado por estos relatos, Don Pedro de Mendoza armó una gran expedición para dirigirse al Río de la Plata. Los Reyes no tardaron en darle su apoyo; les interesaba cuanto antes asegurar el control de España sobre el Río de la Plata. Los portugueses se estaban acercando demasiado. Controlar significaba llegar, conquistar, establecerse, fundar poblaciones.

     Los propósitos del viaje de Pedro de Mendoza eran:

  • Impedir que los portugueses entraran al Río de la Plata.
  • Fundar poblaciones.
  • Asegurar el camino hacia "La Sierra del Plata".
  • Las fundaciones.

     Llegado al Río de la Plata, Mendoza fundó en 1536 el primer asentamiento en la expedición. Lo llamó Santa María de los Buenos Aires. Tenía apenas una manzana, casa de barro con techos de paja, una plaza, una iglesia.

     Ayola lugarteniente de Mendoza, remontó el Paraná y cerca del viejo fuerte Sancti Spiritu, fundó el fuerte Corpus Christi, en la zona donde en la actualidad se levanta la localidad de Coronda.

     La aldea de Buenos Aires fue varias veces atacada por los indios y el hambre comenzaba a hacer estragos entre los pobladores que no entendían donde estaba aquella tierra de tesoros con la que habían soñado.

     Mendoza emprendió una expedición río arriba y en 1536 fundó el fuerte Buena Esperanza que, según nos cuentan los investigadores, se hallaba en la zona de la actual localidad de Puerto Gaboto. Desde allí Pedro de Mendoza ordenó a Ayolas que, siguiendo el camino que años antes recorriera Gaboto, llegara a "La Sierra del Plata". La riqueza misteriosa los seguía obsesionando.

     De regreso a Buenos Aires, Mendoza envió a Juan de Salazar para que, al frente de un grupo de hombres, fuera en ayuda de Ayolas. Ésta fue una de sus últimas órdenes. Gravemente enfermo, Don Pedro de Mendoza embarca de regreso a España y muere en altamar.

     En 1537 Juan de Salazar, frente a su expedición, fundó en las márgenes del río Paraguay la aldea de Nuestra Señora de Asunción. La tierra era muy fértil, el clima agradable y los indios que habitaban la región (guaraníes) aceptaron mansamente la presencia española en estas tierras. Si se lo comparaba con la situación de Buenos Aires, aquello era un paraíso en medio de la selva y la aldea comenzó a crecer.

     En 1541, Domingo Martinez de Irala, jefe de Asunción, mandó despoblar Buenos Aires. La ciudad desapareció y sus pobladores fueron concentrados en Asunción que se convirtió asi, en centro de conquista del Río de la Plata.

     Los españoles aprovecharon las condiciones que les daba el lugar y permanecieron allí, aislados durante décadas.

     De esta ciudad partirá la expedición que en 1573 fundaría una nueva población... esta vez a orillas del río Quiloazas.

América en el siglo XVI.

     A medida que la conquista avanzaba y América se afirmaba como una impresionante fuente de riquezas para España, las autoridades españolas comenzaban a pensar algunas ideas importantes para estas tierras.

     Había una necesidad urgente de asegurar la entrada al Río de la Plata para facilitar las comunicaciones de Asunción y del Perú con la Metrópolis. Además era necesaria una ciudad puerto en el Atlántico, por donde tuvieran salida los valiosos productos que España conseguía en América y que evitara la concentración de todo comercio en el Perú. También debían levantar una ciudad en el punto intermedio de esta ruta, que sirviera de base para el abastecimiento de viajeros y comerciantes. El sueño de la Sierra del Plata había alentado aventuras, pero sólo sembró fracaso y desilusión.

     Era necesario abandonar ese sueño y poner los pies en la tierra.

     Poblar y fundar ciudades que dieran estabilidad a la conquista. Si se levantaba sobre la orilla de los ríos... mucho mejor; de esta manera se asegurarían las comunicaciones con España.

     Había que abrir puertas en la tierras y un hombre de Asunción lo entendió perfectamente. Se llamaba Juan de Garay y estaba dispuesto al desafío.

 

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