PRETERITO PRESENTE

 

 

PRETERITO PRESENTE

 

La Primera Propaladora Oral de Reconquista

 

Las tardecitas de treinta o cuarenta años atrás en Reconquista tenían un color que resultarla, finalmente, inolvidable. Al perfume de la tierra mojada por los regadores, casi al caer el sol del verano se le sumaba el de las madreselvas, el de los jazmines del país y las glicinas. La última cimbra de la chicharra se unía a la primera cuerda del grillo. En cada esquina la bombilla anaranjada de corriente continua le hacía guiños a esa luna que -vaya a saber por que- parecía más límpida en ese cielo y en ese pueblo que lo que es hoy en cualquier lugar del mundo.

Anochecía para la cerveza helada en Obligado e lriondo, para el cafecito en Hábegger y Obligado, para la caminata en la rotonda de la plaza. Todo con voz pausada, con pasos lentos, como enumerando las primeras sombras.

Y, tal vez descendiendo desde la fronda de los jacarandáes, las palabras graves, serenas, cordiales de don Domingo Parente, que estaba aleteando en el aire "...PRIORAL...la primera oral de Reconquista..." Esa caja de música formaba parte del paisaje y de los acontecimientos cotidianos. El comienzo del programa de la tarde era un cofre que se habría para darnos las noticias del pueblo, los resultados del fútbol, las últimas versiones discográficas de Fernando Albueme, Mario Santa Anita Ritmo del Alma, Carlos Mombrún Ocampo. Antonio Tormo, Francisco Canaro, Feliciano Brunelli, Jorge Negrete.

Los anuncios publicitarios de entonces eran ingeniosos - casi ingenuos  y pegadizos: "Con apresto Pihal, neumático inmortal", "Fulgor, un vino reserva envasado en botellas de litro", cuyo nombre le había sido impuesto mediante un concurso en las puertas de la propaladora, obteniendo las cien botellas de premio don Domingo Bordone, "Venga del aire o del sol, del vino o de la cerveza, cualquier dolor de cabeza se quita con un Geniol", "Mejor mejora Mejoral"...

Parente, un hombre con un gran don de gentes, estaba vinculado a reconquistenses que habían llegado hasta otros horizontes como Roberto Vagni, el bohemio autor de "Tierra extraña", director por entonces del Teatro Nacional Cervantes, y a cantantes y músicos que llegaban en gira hasta estos extremos, o a jugadores de fútbol que integraban equipos que venían a jugar con los nuestros: era el momento de presentarlos ante los micrófonos de PRIORAL, en los ventanales de la emisora, en Belgrano 950, donde se agolpaban los auditores, invitados con anterioridad por los parlantes. Allí escuchamos a Alberto Castillo, Gregorio Barrios, a un conjunto centroamericano de gran éxito a la sazón: "La mejicanita y sus chinacos", orlados todos de lentejuelas, cubiertos de aludos sombreros y a puro guitarrón y trompeta...

¿Por qué en una revista cultural una nota acerca de una  propaladora?.

Porque la cultura no se sorbe como si fuera un mate o una naranjada , sino que se sedimenta en el contacto que todos mantenemos a lo largo de nuestras vidas con el mundo que nos rodea, en una forma de introducimos en él, ser modificados por 
él y contribuir a modificarlo. Y algo de eso hubo hace ya tiempo en Reconquista, por vía de la música que nos llegaba desde la fronda de los jacarandáes, de las palabras gentiles, de los versos que se glosaban las canciones.

Que no sólo hemos de ser salones, paquetería y verba doctoral.

 

Pablo Alcides Pila