EFECTO PASA DE UVA
"Argentina en la década de los 90"
Crónica de una muerte anunciada
"Efecto Pasa de Uva"
A pesar de las limitaciones de la ISI, durante su ultimo periodo (1964-1974) hubo un proceso de industrialización muy dinámico, debido fundamentalmente a los procesos de aprendizaje, a la corrección parcial del sendero proteccionista, al "empate" socio-político que ponía limites a la elite económica y al crecimiento de la industria y el comercio mundiales (Nochteff 1994). Este empate se rompió tras la crisis político-económica de 1975 y el posterior golpe militar de 1976. A partir de aquí la elite económica recupero terreno que nunca mas habría de perder, sino por el contrario incrementar.
Para el análisis que llevaremos a cabo seguidamente distinguiremos tres etapas de un mismo fenómeno (la "gran burbuja").
Durante la primera, comprendida entre 1976 y 1983 – el periodo de la dictadura militar –, la élite aprovechó la oportunidad dada por el aumento de la liquidez y la baja de las tasas en el mundo.
En una segunda fase, luego de la crisis de la deuda externa, los conglomerados se fueron afianzando y crecieron a lo largo de la década del 80 acumulando capital y el poder económico y político que luego le permitiría aprovechar la burbuja liderada por el endeudamiento externo y las privatizaciones en los noventa.
En una última etapa posterior a 1991, se retorna a la burbuja iniciada hacia 1976/1977, en donde las políticas neoconservadoras – ahora respaldada en el WC – combinaron endeudamiento externo con privatizaciones, desregulación y liberalización comercial contribuyendo a la obtención de cuasi rentas no tecnológicas y por ende al afianzamiento total de la elite económica. Cierto es que tras un breve análisis del período post-1976, se puede concluir que la situación socio-económica en la Argentina estaba bastante deteriorada, registrándose un fenómeno de involución, en términos macroeconómicos.
Durante el período 1991-1996 entonces, se produjo un ingreso masivo de capitales, impulsado por la combinación de altas tasas de interés en pesos, tipo de cambio fijo, liberalización financiera y sobre todo recuperación de la demanda de dinero. El destino principal de estos capitales fue financiar las adquisiciones de empresas públicas y para financiar un "boom" del consumo, especialmente suntuario. No obstante, serían insuficientes para un proceso de crecimiento sostenido, esto tanto en términos de economías en proceso de desarrollo como en términos de la modernización del equipo de capital necesario para la Argentina, dado la antigüedad de su stock de capital.
La inflación jugara un papel a favor de la apreciación de la moneda, que, combinada con una brusca y turbulenta liberalización comercial erosionaron la competitividad. En cuanto a la inversión domestica como extranjera (IED) se orientaron a compras y reestructuraciones de empresas; en menor medida a la construcción de plantas nuevas.
Asimismo se registró un proceso de desregulación en un contexto institucional y organizativo muy débil que beneficio principalmente a los conglomerados interrelacionados. Este contexto no solo no condujo a una mayor competencia, sino que trabo los mecanismos del mercado. A pesar de este modelo liberalizador siguió siendo una economía cerrada. En este marco de economía cerrada y oligopolizada, la elite económica aumentó y consolidó su capacidad de obtención de cuasi rentas de privilegio.
Las actividades más rentables no producen bienes de servicios comerciables internacionalmente – ello explica en parte la persistencia de la economía cerrada – tendiendo en definitiva a un estancamiento.
Existe una burbuja iniciada en 1991 que sufre un proceso de implosión en un marco de fragilidad externa. Las inversiones fueron inadecuadas para reactivar el aparato productivo y mejorar la competitividad; más que un proceso de desarrollo se manifiesta como una burbuja en medio de un estancamiento.
Una burbuja en un sistema de tipo de cambo fijo y con convertibilidad que se asemeja al patrón oro, no explota sino implota, teniendo como indicador más confiable de esta implosión, la tasa de desempleo. Llamamos a este fenómeno, "efecto pasa de uva" (Rímoli-Da Rocha, 2000).
Durante este efecto la inversión y en conjunto el comportamiento y la estructura de la economía no fueron aptas para la creación de empleos. Todo lo expuesto confirma que las políticas económicas inspiradas en el WC y el comportamiento de la élite económica condujeron a una "burbuja" y no a un proceso de desarrollo. En virtud de la baja competitividad y la economía cerrada las exportaciones tienden a seguir un comportamiento anticíclico. En conjunto un breve análisis del sector externo muestra una fuerte regresión tecnológica e industrial, y dada la orientación de la élite económica hacia la obtención de cuasi rentas de privilegio, crea nuevas restricciones al desarrollo.
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